Nuestros primeros proyectos nacieron de la mano de un grupo de jóvenes, nosotras. Tras unos años desarrollando proyectos como grupo informal decidimos fundar Esporánea.

Todo comenzó en el 2018, estábamos viendo las consecuencias devastadoras del consumo excesivo de plásticos desechables y cada una de nosotras, en su casa, había decidido hacer algo para revertir esa situación crítica. Habíamos comenzado a comprar en bolsas de tela, a consumir productos de proximidad, a elaborar nuestra cosmética en casa… Pero queríamos hacer algo más, queríamos generar impacto en nuestra comunidad. Nos dimos cuenta de que a todas nos unía la educación y el ámbito del voluntariado. Y ese fue el punto de partida.

Nuestros proyectos surgen de nuestras ganas de mejorar nuestro entorno y poder compartir nuestros conocimientos y experiencias para transformar la comunidad que habitamos y hacerla más amable, humana, cooperativa…

Nuestra estrategia se centra en generar y compartir herramientas educativas y formativas basadas en los principios de la sostenibilidad y acercarlos a la población para que puedan hacer uso de ellas.

Además, hemos apostado por la creación de una red de trabajo común, un tejido de apoyo conformado por personas, agrupaciones y entidades que tienen intereses y visiones similares a la nuestra. Para aunar fuerzas, para sumar al cambio y para sentirnos más acompañadas.